jueves, 10 de julio de 2008

Eres tú


Ardes en la sombra
del último rincón,
derruido y olvidado.
Eres tú el que estás
cuando la soledad
me mata.
Vienes y me buscas,
y tus ecos desmienten
tus palabras.
Y toda espera es poca.
Dura, fría estela
de este amargo reencuentro.
Y tu lengua de serpiente
a mi oído de latón,
me está volviendo loca.
Dónde está
que no logro encontrarla,
y en cada esquina,
en su lugar,
me miran
tus ojos de acero.
Eres tú el que estás
y no mi soledad
porque no logro encontrarla.
La eterna compañía,
la injusta abstinencia.
Son tus silencios
que no me dejan oir
cómo suena
el arrepentimiento.
Perviertes mi oscuridad,
te apareces en mis sombras
me abrazas desde dentro.
Me agarras
pero no me tocas.
Eres tú otra vez
y no mi soledad
el que me habla
entre las sombras.
Busco, insaciable
ese aroma a nadie.
El destello de lo oscuro,
mi sola presencia, loca.
No funciona
y no te vas.
Mi soledad se parte
y te llevas tu mitad.
Y vuelves a ser tú,
y no mi soledad
porque eres tú el que estás
cuando la soledad
me mata.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nena, se que va por mí, pero sabes que lo nuestro nunca funcionaría.

De cualquier modo, me encanta inspirar en ti esto que escribes; yo y no tu ancho talento.

Aunque lo dudabas, alguna vez tenía que escribirte.

Te quiero, te adoro, y te compro un loro.